Los efectos del COVID-19 en la seguridad económica de la niñez y familias en Puerto Rico: Vulnerabilidades, proyecciones y recomendaciones

Estudio da una mirada profunda a los efectos de la pandemia en las familias con niños, niñas y jóvenes en P.R.

May 27, 2020

La vulnerabilidad a la pandemia también es evidente en el núcleo de las familias debido a la inseguridad económica y alimentaria, pobres condiciones de salud, predominancia de hogares monoparentales, falta de tecnología y un porcentaje alto de trabajadores en riesgo a perder el empleo por las órdenes de cierre de la cuarentena.

La pandemia del COVID-19 es tal vez el desastre natural de mayor alcance vivido por los puertorriqueños en los últimos años: todas las personas están a riesgo de contagio, el virus está en todas partes del mundo y las fronteras no pueden clausurarse, el enemigo es invisible y puede persistir por meses y aún años. 

Al llegar a Puerto Rico el COVID-19 encontró una economía débil, una alta proporción de personas mayores, un ambiente de desconfianza en el gobierno y un país que aún se está recuperando de los estragos del huracán María y los terremotos del suroeste.

La pandemia ocurre en un ambiente de vulnerabilidad para la niñez y las familias de Puerto Rico.

Puntos a destacar:

  • Bajo distintos escenarios, las simulaciones de ingresos muestran que sin ayudas federales y estatales la pandemia puede aumentar la tasa de pobreza infantil durante cuatro meses de cuarentena de 58% a 65%. Durante esos cuatro meses, 244 mil personas son sumergidas en la pobreza, incluyendo 43 mil niños y niñas.
  • Los ingresos calculados de forma anual muestran incrementos menores en la pobreza, que cuando los efectos consideran solamente cuatro meses. Aun así se observan aumentos de entre 1 y 14 puntos porcentuales, dependiendo de la población considerada y el periodo de desempleo.
  • En un escenario de pérdida de empleo por cuatro meses, y con todas las ayudas estatales y federales durante esos cuatro meses, la pobreza general durante ese periodo se reduce de 52% con COVID-19 y sin ayudas, a 24% con ayudas.

Recomendaciones y conclusiones:

  1. Políticas de Fortalecimiento Económico: Promover el empleo y fortalecer la seguridad económica de las familias con niños por medio de diversas alternativas, entre las cuales figuran: programas de Crédito por Trabajo Estatal, Crédito Contributivo por Hijos, Créditos para patronos, ayudas económicas para familias y universitarios, entre otras. Así mismo, se hace indispensable facilitar centros de cuido para los niños de trabajadores que le permitan regresar a sus empleos.
  2. Políticas de Seguridad Alimentaria: Garantizar acceso a ayudas alimentarias por medio del Pandemic EBT, la agilización de desembolsos del Programa WIC y asegurar acceso a fondos del PAN para las familias que viven cerca o bajo los niveles de pobreza, según parámetros federales;
  3. Reducción de la brecha digital: Al llegar recursos para viabilizar acceso al internet que viabilice continuidad en la educación y capacitación, así como poder agilizar la compra de tabletas portátiles para facilitar la educación en línea a familias con mayor necesidad;
  4. Optimización del funcionamiento gubernamental: El poder agilizar las ayudas que precisan las familias más necesitadas resulta urgente. El Estado debe mejorar la prestación de servicios y la protección de sus ciudadanos, respondiendo a las necesidades de familias con niños, y uniformando la educación a distancia en niveles K-12.